domingo, 20 de mayo de 2012

06. PREGUNTAS DE LOS PRÁCTICOS DE LAS PAEU SOBRE LA CIUDAD

PROBLEMAS DE LOS CASCOS HISTÓRICOS Y POLÍTICAS PARA HACERLES FRENTE 

En los cascos históricos se dan esencialmente cuatro tipos de problemas:

  • La terciarización o fenómeno “city”: una zona (o varias) más o menos amplia y en contacto con otras de los barrios próximos (generalmente limítrofes) presenta una fuerte terciarización y ha perdido la función residencial: aloja las oficinas administrativas más importantes (ayuntamiento, gobierno civil, delegaciones de los ministerios, gobiernos autonómicos, etc.), las sedes de las instituciones financieras, las sedes empresariales de los servicios a las empresas, los servicios para el público más especializados, y los comercios con el umbral de demanda más alto. A esta zona se la suele denominar “centro” o CBD (Central Business District).
  • Estas zonas presentan problemas de envejecimiento, ya que, antes las incomodidades del tráfico, el alto precio del suelo y la vivienda, la ausencia de servicios (como tiendas de alimentación, dispensarios médicos, etc.), las que derivan de compartir edificio con oficinas, depachos profesionales, etc., sólo quedan aquellos que por su edad prefieren no mudarse a otro barrio con menos problemas de proximidad. Junto al envejecimiento está el de despoblación, que deja la zona ocupada exclusivamente por las actividades de servicios.
  • Para ejercer con eficiencia esta función (CBD) se requiere una buena accesibilidad, que garantiza un denso sistema de comunicaciones y una situación de encrucijada de los sistemas de transporte que confluyen hacia la zona. El resultado platea tres problemas relacionados: problemas de tráfico, de ruido y medioambientales. De estos últimos, el más importante es la contaminación atmosférica con GEI, que da lugar al microclima urbano: las temperaturas medias, especialmente en las noches anticiclónicas, suelen tener varios grados más en estas zonas que en los barrios de las afueras de la ciudad.
  • La pauperización: se trata de zonas del casco histórico con edificios y viviendas en un estado deficiente, en las que se alojan los sectores de la población de menos recursos o que no tienen los suficientes como para instalarse en viviendas con mejores condiciones y más alto precio. Se trata de pensionistas de bajas rentas, población en paro, inmigrantes recién llegados o que destinan una pequeña parte de sus salarios a la vivienda, grupos marginales, etc. Los propietarios de estas viviendas no las rehabilitan o reparan porque obtienen escasas rentas de su alquiler, originando un progresivo deterioro. Paralelamente el conjunto de servicios de la zona se va acomodando a las demandas de este tipo de grupos sociales, haciendo que la zona sea aún menos apetecible, y que la calidad de vida se empobrezca, en una espiral de pauperización progresiva. El problema se agrava cuando grupos de inmigrantes buscan alojarse cerca de personas que tienen idioma, religión, cultura y comportamientos similares, dando lugar a agrupamientos nacionales, raciales o religiosos, que originan una gran uniformidad y puede producir fácilmente fenómenos de segregación: son abandonados por la población española y se convierten en guetos. 
Para hacer frente a estos problemas se siguen las siguientes políticas:
  • La UE ha desarrollado el plan URBAN, que se orienta a luchar contra la marginación y la segregación social en la ciudad. Para ello promueve la regeneración económica y social de los barrios pauperizados. Para ello plantea subvenciones para programas que tengan que ver con la recuperación-rehabilitación de zonas edificadas, el fomento del empleo, el desarrollo de estrategias contra la exclusión y la discriminación, y las mejoras educativas y formativas.
  • En España, las autoridades municipales orientan sus esfuerzos a:
  1. Otorgar ayudas directas para aumentar las rentas de los habitantes de las zonas pauperizadas
  2. Reubicación en viviendas “sociales” de las familias que no pueden hacerlo de otro modo.
  3. Ayudas para la rehabilitación o arreglo de viviendas, edificios e infraestructuras antiguas y en mal estado.
  4. Rehabilitación de edificios emblemáticos, de valor histórico, monumentos, etc. con dos fines: la creación de zonas de valor “monumental” y la reutilización de esos edificios por instituciones, empresas o personas de cierto nivel de rentas. El objetivo es la revitalización de la zona, haciéndola atractiva para personas de mayor nivel de rentas y desarrollando un conjunto de servicios adecuado. Se espera que esas zonas se expandan progresivamente, reduciendo los espacios depauperados.
  5. Revitalización de las zonas depauperadas y sometidas a procesos del fenómeno "city". Esta revitalización suele consistir en la dotación de servicios públicos o privados y la potenciación de actividades que recuperen la calidad de vida en esas zonas de la ciudad, haciéndolas más atractivas.
  6. Renovación de sectores de las zonas depauperadas con la construcción de nuevas manzanas de edificios, de nuevos servicios, espacios verdes, etc.con el fin de crear oasis de calidad en medio de zonas depauperadas, que generen un efecto expansivo sobre las zonas limítrofes, ayudando a una renovación completa de la zona. 

DIFERENCIAS EN LAS ESTRUCTURAS URBANAS DE BARCELONA, VALENCIA Y ZARAGOZA: 

Por estructura urbana enendemos el conjunto que forman varias unidades: el casco histórico, los ensanches y los barrios periféricos:

1. El Centro histórico o núcleo o casco antiguo: es el espacio en el que se desarrolló la ciudad en su pasado (antes de la etapa industrial en las ciudades europeas), y desde el que ha crecido. - Similitudes y diferencias en los cascos históricos: 

En sus orígenes

  • Las tres ciudades tienen un origen romano, y un brillante pasado medieval. Sólo que Barcelona tuvo un corto período musulmán, mientras que Zaragoza y Valencia lo tuvieron más prolongado.
  • Barcelona tuvo en su origen una situación marítima, aunque para emplazar su núcleo iunicial se tuvo en cuenta el trazado de la red fluvial (Llobregat y Besós), del que dependía su abastecimiento de agua y las comunicaciones con la Depresión Prelitoral de la Costero Catalana (a través de ella, con las vías de comunicación del litoral mediterráneo) y el interior de la península, una cierta elevación del terreno que le daba un cierto valor defensivo y la alejaba de las consecuencias de estar ubicada en una zona con abundante humedad y habituales inundaciones (gota fría), al estar situada entre los deltas de los ríos antedichos. Por otro lado, como el nievel del mar no era el actual, sino que cubría una parte de lo que hoy son tierras litorales, Barcino se emplazaba en un promontorio que sobresalía en la línea de costa y dejaba a sus dos lados dos amplias ensenadas, donde podían atracar los barcos que llegasen, aprovechando las facilidades que aportaba la depresión litoral, que se encontraba bajo el mar.
  • Valencia se emplazó a casi diez kilómetros de la costa, buscando aprovechar las ventajas de una cierta proximidad a las comunicaciones a través del Mediterráneo y una lejanía de los peligros que también llegaban por ese medio. En una zona algo elevada, su emplazamiento al sur del Turia pretendía protegerla de los frecuentes desbordamientos de ese río (gota fría), y explotar agrícolamente la amplia llanura aluvial que habían generado las desembocaduras del Turia y el Júcar, así como las facilidades que daba un clima mediterráneo, con abundante insolación. La situación marítima la fue alcanzando después, conforme trazó unas arterias de comunicación, a partir de las cuales se desarrollaron arrabales y nuevos barrios, y desarrolló actividades que le asignaron esa función.
  • Zaragoza, emplazada también en las terrazas al sur (donde menos importantes eran los frecuentes desbordamientos primaverales) de un río, el Ebro, ha tenido desde sus orígenes una situación de encrucijada de caminos. Primero a través de las rutas y calzadas que seguían los valles de los ríos Gállego (hacia el Pirineo y Francia o la Galia), Jalón (hacia el interior de la Meseta por la fosa del mismo nombre), Huerva-Jiloca, atravesando el Sistema Ibérico por la fosa del Guadalaviar-Turia, hacia el litoral levantino, y el Ebro que comunicaba el Cantábrico y el Mediterráneo. El trazado de infraestructuras de ferrocarril y de carreteras, posteriormente, ha reafirmado esta situación.
En sus planos: 

Las tres ciudades tienen un plano irregular, aunque Zaragoza mantiene formas mucho más regulares. Esto se debe a varios factores:
  1. La Edad Media fue una etapa de poderoso desarrollo económico y demográfico de Barcelona, primero, y de Valencia, después, que Zaragoza tuvo en menor medida. Este crecimiento dentro de las murallas impelió un mayor aprovechamiento del suelo y una irregularización de las tramas urbanas.
  2. El desarrollo industrial comenzó en Barcelona, y con él la llegada de población del éxodo rural, lo que ocasionó un crecimiento por implosión que hasta que no se derribaron las viejas murallas medievales (1854-56) acentuó la irregularización del plano originada por la necesidad de dar cabida a esa creciente población en una ya hacinada ciudad. En Valencia el crecimiento industrial fue algo posterior y el derribo de sus murallas se comenzó en 1865, pero hubo margen para esa hacinación de la población en su casco histórico y su consecuente irregularización. Zaragoza dispuso de un casco histórico más amplio, en el que a comienzos de siglo había huertas, jardines (y un amplio conjunto de edificios religiosos que, con la Desamortización, se pudieron reutilizar o derribar), etc. y tuvo un crecimiento industrial menor y más lento, lo que ocasionó que las llegadas del éxodo rural fuesen de menor importancia y, por lo tanto, su crecimiento por implosión y su irregularización mucho menores. 

 2. Los ensanches: 
  • ¿Qué son los ensanches? El ensanche es una zona de la ciudad que corresponde a un modelo de crecimiento de acuerdo a las nuevas ideas de la sociedad liberal: una ciudad nueva o ensanche, extramuros (el casco histórico se percibe como la ciudad del “antiguo régimen”) en la que imperase el orden, la regularidad y la higiene, frente a la ciudad antigua que, según esta corriente de opinión, era un muestra de todo lo contrario. Los primeros ayuntamientos en realizar planes de ensanche fueron Barcelona (Plan Cerdá) y Madrid (Plan Castro) en 1860, pero casi todas las ciudades españolas llevaron a cabo el suyo, aunque algo más tarde y tomando como modelo el de las dos primeras ciudades españolas.
  • El ensanche de Barcelona: es obra de Cerdá y comenzó en la década de los sesenta del siglo XIX y no concluyó hasta mediados el siglo XX. Se desarrolla al nor-noroeste de la vieja ciudad, a la que se le derribaron las murallas y se le trazaron calles rectilíneas (Vía Layetana y Princesa-Ferran) que la conectasen con el nuevo ensanche. Ese dispone de dos grandes vías en forma de X (Diagonal y Meridiana) y otras perpendiculares (Sant Loan, La Marina y Paseo de Gracia), que hacen de viario principal, en torno al cual se desarrolla una trama regular y bastante uniforme de calles que se cruzan en plazuelas y glorietas. El conjunto de las manzanas tiene una specto muy regular.
  • El ensanche de Valencia se realizó en la segunda mitad del siglo XIX, la ciudad crece y en 1865-66 se derriba la muralla y en su lugar se construyen varias calles que rodean al casco antiguo. Se planifica un ensanche ortogonal, alrededor del casco antiguo, del que solo se construyen la zona sur y oeste en dos fases 1887 y 1907. Posteriormente, ya en la segunda mitad del siglo XX, se prolonga, cruzando el aniguo cauce del Turia, aunque en estilo racionalista.
  • El ensanche de Zaragoza es más complejo. Comienza en 1908, cuando aprovechando la urbanización de las Huertas de Sanbta Engracia para la Exposición Hispanofrancesa, se traza un un pequeño barrio ortogonal, al estilo barcelonés, paralelo al Paseo de la Independencia y cercado al norte-noreste por el río Huerva. Cuando la zona estuvo edificada se prolongó a lo largo del actual Paseo de Sagasta. Tras la Guerra Civil se retoma la idea de un ensanche planificado, y es en los años cincuenta cuando comienza a trazarse en torno al eje de la Gran Vía, pero rápidamente se encuentran con el "obstáculo" del río Huerva, que decidieron cubrir. A partir de ese momento, el viejo ensanche de la Huerta de Santa Engracia se prolongó al sur del Huerva y se continuó entre Gran Vía y Sagasta, para continuar, posteriormente, por GFernando el Católico, hasta llegar a la Romareda, donde adopta un modelo "racionalista".

Diferencias entre los ensanches:
  • El ensanche de Barcelona es el más antiguo y el que sigue más fielmente las ideas decimonónico-liberales sobre los ensanches: la regularidad, el trazado de amplias y rectilíneas calles, de manzanas cuadrangulares muy regulares, etc. Valencia, aunque más tardío y en dos fases sigue ese mismo modelo (se observa mejor en la segunda fase), y Zaragoza, aun más tardío, sólo lo sigue en el primer ensanche de la Huerta de Santa Engracia (en la prolongación al sur del Huerva mantiene la regularidad de las calles, pero las manzanas se adaptan a los modelos de edificación de los años 50-60.
  • Los ensanche decimonónicos mantienen como estructura básica la ortogonalidad y las formas cuadrangulares, que perviven hasta los años veinte del siglo XX. Los que se realizan a partir de la Guerra Civil (suelen ser prolongaciones) parten de unos ejes viarios principales y trazan un plano bastante regular, aunque sin llegar a la ortogonalidad de los decimonónicos, en el que las manzanas cuadrangulares y las calles amplías y muy uniformes se van desdibujando. Las manzanas pasan a edificarse con mayor altura y siguiendo los modelos de los años 50-60. A partir de los años 70, las prolongaciones de los ensanches se realizan en zonas contiguas, de cierta calidad medioambiental, y siguen un modelo racionalista. 
3. Los barrios periféricos

Barcelona y Valencia, desde que comenzó su crecimiento extramuros, en la segunda mitad del siglo XIX, desarrollaron suburbios para la población que llegaba del éxodo rural a los nuevos empleos industriales y de servicios, y ubicaron a una parte de esa población en los pequeños núcleos rurales que estaban próximos a la ciudad. El resultado fue que el progresivo engrandecimiento de las ciudades integró en ellas a esos núcleos antes rurales. Zaragoza no tuvo ese proceso: su crecimiento se produjo a partir del casco histórico, al sur del Ebro mayoritariamente, pero con una escasa localización de población en núcleos rurales próximos. 

 A partir de 1950, en la etapa de industrialización acelerada y definitiva del llamado período "desarrollista", el poderoso éxodo rural llevó a una importante masa de población a las tres ciudades, aunque más a Barcelona y Valencia, que se alojó en nuevos barrios periféricos y en localidades próximas, antes rurales, que se localizaban a lo largo de las principales vías de comunicación. Algunas de esas localidades fueron absorbidas por la ciudad, pero la mayor parte formaron una densa trama urbana que ha adoptado formas de amplias áreas metropolitanas y de conurbaciones. Zaragoza, ha seguido creciendo a partir de la ciudad, y el crecimiento difuso ha sido mucho menor, dando lugar a un área metropolitana en la que los municipios periurbanos tienen una escasa, aunque creciente, importancia demográfica y funcional, frente a la ciudad de Zaragoza.